Consideramos un jefe buena onda al que se pone en nuestros zapatos, que nos apoya en todo lo que nos hace falta para estar lo mejor posible dentro de la organización. Se oye sencillo, sin embargo, los nuevos y buenos líderes están cambiando, sí cambiando para bien, tomando capacitación constante y aplicando un liderazgo empático y de servicio.
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Básicamente la empatía es comprender, sensibilizar y hasta establecer lazos con ciertas personas.
El líder siempre apoyará a los colaboradores en tareas largas o difíciles. Ya sea en alguna visita con clientes o con apoyo intelectual sobre algún proyecto donde el colaborador tenga complicaciones para desarrollarlo.
Generar reuniones semanales con los colaboradores. Tener contacto y comunicación continua con tus colaboradores te ayudará a conectar más con ellos, trata de tener al menos una reunión semanal para revisar como van los objetivos, los avances sobre proyectos, pendientes, también involucra intereses, inquietudes y retos personales.
Generar reuniones individuales o grupales quincenales. Esto es para tratar sobre asuntos personales (inteligencia emocional), profesionales referentes a un plan de carrera o hasta cierta forma para hablar de algo que no le agrade al colaborador.
Tener siempre en mente la frase “el cliente es primero” y adicionar esto “pero después de mis colaboradores”. Comprender que el cliente es lo más importante y valioso, pero no anteponerlos ante los colaboradores que siempre serán el pilar fundamental de una organización.
Compartir experiencia, en cuestiones de habilidades. Como líder, normalmente si eres uno de los buenos, tendrías que tener más experiencia que sus colaboradores, sobre todo en habilidades suaves, y por lo tanto, sabes el valor que tienen estas en el desarrollo e impacto en tu equipo si los capacitas no solo en estas habilidades, también en habilidades duras.
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